miércoles, marzo 18, 2009

La Muralla (pt. 1)

Ya los días que pasaban eran amontonados en las hojas de calendarios mugrientos de la pared. Ahí, en las paredes, paredes carcomidas por la humedad, azotadas por el polvo, agrietadas con el paso de la gente. Por que cada cosa que viene no esta sola, como solían decir “las ratas traen cola”, y esta tenía una muy larga. Al caminar día a día entre estos cuadros irreales que nos trae la ‘realidad’ del mundo, se nos forman esas ganas de romper el papel impregnado de ‘verdades’ sin pies ni cabeza, despedazar cada letra y calcinar la mano que las destila. Pero luego volteamos hacia la ventana que muestra el ‘podemos’ y el ‘no podemos’, es entonces que comprendemos una de los tantos detalles del mundo: estando solos movemos una piedra, pero para una montaña hace falta más de uno.

¿Qué hacer cuando un deseo parece truncado? Incapaz de saciar esa sed, el cuerpo se arrastra golpeado, sin dolor, pero golpeado y maltrecho de todas formas… y vive, respira. En este punto tomemos un descanso, analicemos las líneas: Ha pasado mucho tiempo y las cosas se ven gastadas, cambian. El coraje, sea rabia o sea valor, nos empuja a desafiar ese muro. Mas nos damos cuenta de la grandeza enemiga y antes de comenzar la batalla parece dibujarse la sonrisa maliciosa de la derrota.

Joder.

Momento, sigamos en este punto. Hay un camino que he venido recorriendo, un muro me impide continuar. Es un muro casi indestructible y no tengo herramientas para derribarlo más que mis manos. Golpear es inútil, escalar…es muy alto, la caída mataría a cualquiera.

Sonidos al viento que raspan la roca y la vuelven arena, arena que danza a la caída y girando se pierde tras el muro. El muro… ¿Que hay tras el muro, parte del camino? Es curioso, si sigo el camino derecho choco contra esa mole d ladrillos, pero el camino se divide y va por un costado, como rodeando la inmensidad de la muralla. Tal vez…tal vez lleguen al mismo destino. Y la gente pasa con pies cansados, sus rostros mortecinos opacan la luz de un pálido sol que se oculta tras una montaña… ¿montaña?

- Sí, tras ese muro hay una montaña, la primera de una larga cordillera de tropiezos y desgracias.

Mi rostro giro hacia el extremo de unos arbustos secos. Sobre unas polvorientas rocas se hallaba un anciano cubierto con un manto tan sucio que se podía mimetizar con el ambiente, era por eso que antes no había notado su presencia.

- ¿Cómo pudo saber lo que pensé?- estaba extrañado, no asustado, pero si confundido.
- No leo la mente si es lo que crees, vi tu expresión al notar la montaña. ¿Sabes? Muy pocas personas la han notado. Mira a todos los que pasan por aquí, no son muchas, pero tampoco son pocas, sin embargo van todos solos, agachados…en silencio.
- Cada uno carga con sus cosas, es un largo camino hasta que sabe donde no podemos detenernos solo para ver una montaña.

En ese instante en anciano alzo el rostro y pude verlo. Tenia la apariencia de esos profetas ermitaños, harapiento, barbas largas y albinas, la piel estaba habitada por arrugas que tras incontables años aumentaron su población. Y sus ojos…eran poco comunes, tenían un color tan claro como la aguamarina y reflejaban una inmensa tranquilidad. No se veía su pupila, por un instante creí que era ciego, pero recordé que menciono haber visto mi expresión.

- ¿Sabes a donde va toda esa gente?
- No sabemos bien, nacemos con la misión de ir a algún lugar por que ahí nos espera algo. No todos emprenden el camino, la mayoría se quedan atrapados en esa vida sin vida; otros tuvimos la suerte de abrir los ojos y estamos aquí, recorriendo esta tierra en busca de nuestro destino. Para encontrar algo se necesita una cosa: buscar.

El anciano quedo un momento en silencio y giro hacia la montaña y luego se puso de pie. Se dirigió hacia donde yo estaba.

- No pareces uno más de aquellos que pasan por aquí. Casi todos llega hasta este punto y al ver la muralla siguen por el otro camino, algunos están tan cansados y prefieren regresar por donde vinieron, pocos intentan derribar o escalar esta pared, pero casi nadie ve que atrás hay una montaña que les dará aun mas trabajo para llegar a su fin. Esos últimos están por tomar una importante decisión: ‘¿ahora por donde ir?
- Creo que esa pregunta se la hacen todos
- Todos no, pero si la mayoría. La diferencia esta en el número de alternativas. Los que no se hacen la pregunta siguen pasos ciegos, andando por voluntad de sus piernas. – se detuvo y volteo hacia un lado del camino – Mira, una persona se ha detenido ante el obstáculo.

Era una muchacha delgada de ropas oscuras que miraba atónita la inmensidad del desafío. Se acerco a los ladrillos y les dio un leve golpe, sabía desde antes que ni unos romanos con arietes desplomarían eso. A su derecha se detuvo un niño, que también se admiro con el bloque, segundos después llego la madre del niño.

- Vamos, hay que seguir, – dijo la mujer tomando a la criatura por la mano – cuando lleguemos podremos descansar.
- ¿Porque no podemos descansar acá? – pregunto el pequeño con voz agonizante.
- Es mejor descansar allá o nos demoraremos mucho y nunca llegaremos.
- Mami... ¿y esa chica?, ¿nunca llegara? – pregunto señalando a la joven.
- ¡Hey muchacha! ¿No seguirás tu camino?
- ¿Disculpe? – dijo tímida la joven.
- Que si no seguirás tu camino, esa muralla no se puede cruzar pero por aquí es por donde continúa la gente, por eso el camino se divide en dos.
- ¿Cree que lleguen al mismo sitio?
- No se, pero lo que si se es que por aquí es el único lugar por donde se puede ir, no veo que hayan abierto esta muralla por ningún lado y subirla podría ser mortal.
- ...tiene razón… - dijo algo desalentada – de todas formas creo que nadie se esfuerza por cruzarla.
- Es que de seguro todos van por este otro camino por el que también iré con mi hijo, anda acompáñanos.

Y las tres siluetas se perdían entre dunas y el borroso contorno de la tierra.

- ¿Viste? – pregunto el anciano – Pasa a menudo. Ellos siguieron por el camino de allá como lo hacen muchos y eso no esta mal, más adelante se divide en más y más caminos.

2 comentarios:

Angela dijo...

Tan genial, tan impresionante. Que tal talento. Grandioso, simplemente grandioso.
Me hace recordar al último cuento que leí 'El Inventario de las Naves'

Toxicmen dijo...

esta genial, escribes genial... simplemente genial xD

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